jueves, 6 de febrero de 2014



Después de husmear por los rincones del mundo
vuelvo a mi casa donde me crie de niño.
Continúan las mismas telarañas que me entretenían de chico
y el mismo limonero que perfumaba el ambiente. 

Pero no vine dispuesto a vivir de los recuerdos y la melancolía,
vine a reconciliarme con mi pasado.
Porque acá mismo donde jugaba a ser feliz,
acá mismo me marcaron a fuego angustias imborrables. 

Y no me va a ganar el temor al pasado:
voy a pintar las paredes,
a amigarme con mi padre ya muerto,
voy a lavar las cortinas,
a sacudirle el polvo a la relación con mi madre. 

Porque por más que digan que esta casa ya está muerta,
yo descubrí la forma de resignificar el presente.




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