lunes, 14 de julio de 2025

Somos personajes perdidos en un cuento cuyo autor está muerto.

Y cada uno de nosotros da por hecho que es dueño de su propio pensamiento.


No toleramos la idea de ser

una simple circunstancia.

Buscando un fuego sagrado que no existe,

anhelando el día que dejemos de estar tristes.

Nos dejamos hipnotizar por la fragancia

y no hay mentira que podamos ver.


Irascibles los deseos se resisten

a la incomoda evidencia de los hechos

en busca de jardines que no existen,

haciendo oídos sordos a los ecos


de otrora mortales que ya han llegado

y nos lanzan aullidos desesperados:

que nademos rio arriba a mejor suerte

que al final de este camino está la muerte.


En el lecho de vida que agoniza

no hay consejos testamentos ni secretos 

no se puede caminar entre los muertos

ni se puede renacer de la ceniza.










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