lunes, 18 de febrero de 2013

Amigos to bi friends



Uno se cree que en la noche de un club de barrio se encuentran los verdaderos amigos. Esos viejos borrachos compañeros de la vida. Gordos de tanto comer que apenas pueden respirar. O flacos de tanto fumar con los dientes color ceniza y aliento a mueble antiguo. Ahí se habla de todo! : de fútbol, de política, de economía, de crisis internacional y de tantas tantas cosas.      Menos de amor, de amor no se habla. Y no se por qué. Pero de amor no se habla. Y vaya uno a saber por qué: será que hablar de amor es considerado una mariconada? O será que justamente cada miembro de esta secta semi-exclusiva tiene la particularidad de tener el corazón tomado por ese enemigo sombrío ya tantas veces nombrado? Pero sea por lo que sea: .....De amor no se habla.
Por lo demás, de todo. Y nada de andar con chiquitas: ahí las hipótesis no existen. Solo las afirmaciones: EEUU atacó Irak porque quería los pozos; un vaso de vino en las comidas previene los infartos; lavarse la cara en ayunas con pis cura el cancer; lo mejor para el resfrío es un vaso de wiski caliente; si no querés que te metan los cuernos casate con la mas puta; y etc etc etc etc....

Pero uno después vuelve a la casa. Y a la realidad. Y claro: como enfrentarla? ahí las cosas son reales: los chicos lloran, la plata no alcanza, la canilla que pierde, la lamparita que no anda. Y claro, con tantas cosas, como uno no va a buscar cualquier escusa para enojarse, pegar un portaso y volver ahí, ahí donde todo pasa. Ahí donde todo amigo siempre pero siempre te da la razón en todo. Y uno es amigo y solo amigo si solo dice lo que uno quiere escuchar. Ahí está la paz, la verdadera familia, la universidad de la calle, los hermanos del alma.......



hasta que un día, uno se enferma. Y eso que solamente le pasa a los demás, esta ves le pasa a uno: uno se enferma. Y no de un resfrío, una gripe o una alergia. Uno se enferma del corazón, de la vesícula, o del páncreas. Y es ahí cuando vemos que aquellas personas a las que supimos maltratar (esposa, hijos, hermanos), son las mismas que en ves de darnos un portaso y dejarnos solos, se quedan día y noche cuidando de nosotros, cuidando de uno. Y uno raramente les pide disculpas o les da las gracias. Pero nuestra mirada lo dice todo: PERDÓN! TENÉS RASÓN! NO MERESCO TU AYUDA! NO TE VAYAS!                   pero nuestra boca no dice nada, nada de nada.
Entonces uno poco a poco se va recuperando. Y le agradecemos a los médicos, esos semi-dioses que algún día supimos menospreciar diciendo que no sirven para nada, diciendo que solo les interesa la plata. Y nuestra familia se acerca mas a nosotros, adivinando en nosotros una suerte de cambio. Y como no se va a ilusionar si hasta estamos mas cariñosos.

Y un día dejamos el hospital y volvemos a casa.
Y claro: cuanto mas alto el árbol mas fuerte cae. Y cuanto mas exagerada la ilusión mas grande el resentimiento de la desilusión. Y poco a poco volvemos a ser cada día un poco mas oscos. Y de a uno, nuestros hijos nos van bajando el telón. Y solo nos queda ella, que a regañadientes, siempre es la última que nos banca. Pero ella a mi sí y yo a ella no. Y entonces (cuando no?) ante la menor estupidez jamas pensada, ante la escusa menos creíble: la rabia mas desatada. Nos levantamos de la mesa de un tirón, cerramos la puerta de un golpe y nos vamos. Nos vamos ahí, ahí donde nadie nos dice que no. Al club con nuestros verdaderos amigos que, si nunca nos vinieron a ver al hospital, fue seguramente porque no los dejaban entrar.
Fin.


Agradecimiento: en primer lugar a mis amigos del club. Y en segundo lugar a mi familia que siempre me banca.


PD: sepan disculpar los horrores de ortografía y que la letra seta del teclado no me anda.

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