lunes, 9 de noviembre de 2020

Plegaria

 


Yo, a quien las luces de la razón parecen nunca haber iluminado;

sufro el mismo dolor que el de un genio incomprendido.


A mí, cuyo corazón  las pulsivas jeringas del amor nunca han infectado;

padezco, sin embargo, la gemela desazón de un amante no correspondido.


Mis ojos nunca se animaron a levantar su limitada mirada

pero me invade el vacío igual al de una represa sin un río.


En mi vida, la fe y la esperanza nunca tuvieron espacio:

pero sigo esperando, con la ansiedad de un cristo que nunca fue crucificado.


Agnóstico e incrédulo,

 con la carne como bandera y la muerte como estandarte,

y con la estadística de estar probablemente confundido:

 con un rosario en la mano le rezo arrodillado,

 a una estampita de San Cayetano.


Y le pido

¨como contrapartida a mi angustia injustificada,

que en algún lugar del mundo haya:

un genio reconocido, una represa desbordada,

una amante amado y un Jesucristo desangrado.¨



Seguidores