lunes, 9 de noviembre de 2020

Plegaria

 


Yo, a quien las luces de la razón parecen nunca haber iluminado;

sufro el mismo dolor que el de un genio incomprendido.


A mí, cuyo corazón  las pulsivas jeringas del amor nunca han infectado;

padezco, sin embargo, la gemela desazón de un amante no correspondido.


Mis ojos nunca se animaron a levantar su limitada mirada

pero me invade el vacío igual al de una represa sin un río.


En mi vida, la fe y la esperanza nunca tuvieron espacio:

pero sigo esperando, con la ansiedad de un cristo que nunca fue crucificado.


Agnóstico e incrédulo,

 con la carne como bandera y la muerte como estandarte,

y con la estadística de estar probablemente confundido:

 con un rosario en la mano le rezo arrodillado,

 a una estampita de San Cayetano.


Y le pido

¨como contrapartida a mi angustia injustificada,

que en algún lugar del mundo haya:

un genio reconocido, una represa desbordada,

una amante amado y un Jesucristo desangrado.¨



4 comentarios:

  1. Estás publicando un mes si y otro no, curioso como eso de un agnóstico que quiere ser crucificado ja...

    Me gustó la intensidad del poema y espero que tenga poco de biográfico... saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola amigo. La intensidad puede ser biográfica, la historia no.

      Un abrazo. gracias por tu comentario

      Eliminar
  2. Hermoso poema Hermano. Deberías escribir más ❤️

    ResponderEliminar

Seguidores